No sé a vosotros, pero a nosotros el color sapelli no nos gusta demasiado y, así es como estaba hecha la parte que habíamos decidido que fuese nuestro taller.
Después de ver varias posibilidades (pintarlo, tirarlo y hacerlo con otro material, o bien dejarlo diáfano) nos pareció que la mejor solución sería un mix 😉
No queremos un taller al uso, sino un taller que en sí mismo “tenga algo”. Por eso, decidimos ponerle un poco de nosotros. En este caso, optamos por reutilizar materiales como el palet.
¡Nos negamos a tirarlos con el juego que dan!
Decidido: una parte pintada y, la otra forrada de lamas de palets. Los perfiles de aluminio los pintamos de negro (quedará mucho mejor). La parte de arriba también de negro y, la parte de abajo (después de pintar los perfiles) ya podía empezar a cambiar su imagen. Era el momento de escoger palet y cortar las lamas, tratando de aprovechar el máximo posible.
Se trata de ir colocándolas rellenando todo el sapelli de manera alterna. Como, lógicamente no vienen a medida, fuimos marcando para cortar con la ingletadora según nos iba haciendo falta. Para sujetarlo utilizamos la pistola de clavos. Y así, hasta que logramos taparlo por completo. En la zona que tiene cristales, quitamos las gomas existentes y con unas maderas a modo de marco, logramos darle ese toque artesano.
Este proceso lo realizamos tanto exterior como interiormente.
Por dentro, además de lo que ya os hemos contando, había que montar el taller. Al principio fuimos dejando allí todo a modo de almacén, pero ahora había que actuar.
Lo primero era quitar todo lo que había dentro (que era mucho) para empezar. Pintamos el suelo del mismo color que el resto de la nave. A la pared también le dimos un lavado de imagen. El techo estaba con muchas placas rotas y pusimos unas nuevas. Y, ahora ya tocaba la parte más divertida.
Para el ventanal cortamos también lamas de palets haciendo un marco; creamos una mesa de trabajo y de corte; una mesa para las diferentes máquinas. Un toque por aquí… otro por allá…
El resultado nos gusta mucho y, aunque seguro que iremos añadiendo poco a poco más cosas, ya se puede decir que es nuestro taller.